Se inicia la segunda fase del «Pla Clima Escola Barcelona«, un proyecto centrado en mejorar la resiliencia climática y la eficiencia energética de los centros educativos en Barcelona. Esta segunda fase incluye la climatización de 30 centros educativos nuevos con una inversión de 17,7 millones de euros, financiada con el impuesto turístico. Los trabajos se llevarán a cabo a lo largo de 2025, añadiéndose en los 24 centros ya climatizados, beneficiando un total de 17.774 estudiantes.
El proyecto es una ambiciosa iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona que quiere impulsar la calidad interior de los espacios de enseñanza, garantizando las condiciones más apropiadas para el desarrollo cognitivo de los alumnos, en la hora que mejora la sostenibilidad y la descarbonización de las escuelas públicas. Para hacerlo, el Ayuntamiento se propone la instalación de sistemas mecánicos de ventilación (controlados por sensores de CO₂) para asegurar la calidad del aire interior, y que trabajarán combinados con sistemas de bomba de calor aerotérmicas en 170 centros educativos de la ciudad antes de 2029. El uso de bombas de calor permite la electrificación de los sistemas de calefacción, que actualmente consumen gas natural, y por tanto, facilitan el paso hacia la descarbonización de los centros.
Estos nuevos sistemas de climatización se alcanzarán de la energía generada por 30.000 m² de placas fotovoltaicas que se instalarán en cubiertas de centros participantes y espacios de uso público para nutrir las denominadas “comunidades energéticas escolares”, con el objetivo de reducir las emisiones de CO₂ y fomentar la autosuficiencia energética.
El expertise de Aiguasol en el proyecto
Aiguasol ha tenido un papel clave en este proyecto, desarrollando una metodología para mapear las necesidades, es decir, las potencias y demandas térmicas de refrigeración y calefacción de todas las escuelas de primaria de la ciudad. Una vez detectadas las necesidades, se ha desarrollado también el análisis y selección de las tecnologías más adecuadas en cada caso, considerando las características y ubicación de cada centro, para garantizar el confort térmico y mejorar la eficiencia energética.
Se ha actuado, pues, siguiendo un proceso de intervención secuencial en cuatro niveles complementarios, a pesar de que el Plan de mejora energética solo llegaba al nivel tres:
- Nivel 1. Medidas mitigadoras básicas, como por ejemplo las protecciones solares, la gestión correcta de la equipación, la instalación de puntos de agua, etc.
- Nivel 2. Sistemas pasivos, como por ejemplo la instalación de vinilos, el aislamiento térmico de cubiertas y fachadas, el favorecimiento de la ventilación natural cruzada, etc.
- Nivel 3. Sistemas activos de bajo impacto, como por ejemplo la instalación de varios tipos de ventiladores, la climatización puntual de espacios, etc.
- Nivel 4. Sistemas activos renovables y *domotitzats, que incluyen instalaciones integrales de acondicionamiento natural del aire con energías renovables y con intensidad progresiva y regulada con *sensorització y telecontrol.
Descarbonización: reduciendo la huella de carbono
Con los nuevos sistemas de climatización y ventilación, así como con el uso de las placas fotovoltaicas, las escuelas públicas de Barcelona no solo contribuyen a la reducción de la huella de carbono, sino que también mejoran el confort de sus aulas (confort entendido como confort térmico y calidad del aire). Las instalaciones de sistemas de aerotermia permiten la óptima regulación del frío y el calor, y los dispositivos de renovación del aire aseguran la correcto calidad del aire interior de los espacios según los requerimientos que marca el código HS-3 CTA.
Actualmente ya son 24 los centros educativos que participan activamente de esta iniciativa de mitigación climática, contribuyendo al confort térmico de los espacios de estudio y facilitando el correcto desarrollo de las habilidades cognitivas de más de 8.300 estudiantes.
Escuelas como actores clave para impulsar la transición energética
Las instalaciones de placas solares permiten que las escuelas tomen un rol activo en la generación de energía renovable para su propio consumo y compartan los excedentes con la red pública de luz. Este modelo de autosuficiencia contribuye a reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables y a convertir a estos centros en actores de cambio para impulsar la transición hacia una economía más colaborativa y baja en carbono.
La decisión del Ayuntamiento de Barcelona de impulsar el “Pla Clima Escola” es un paso firme hacia la descarbonización de los centros educativos y una apuesta decidida por las energías renovables, situando la ciudad al frente de la transición energética y comprometida con un futuro más sostenible para las nuevas generaciones.
Esperamos que su caso sirva de referencia en otras ciudades para implementar tecnologías que no solo reduzcan el impacto ambiental de las instalaciones educativas, sino también permitan crear espacios más respetuosos y saludables para el alumnado.